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En los últimos años, el consumo de aceite de palma se ha incrementado en forma importante y se ha convertido en el tercer aceite de mayor uso en nuestro país. Este consumo está ligado al desarrollo del cultivo en el sureste mexicano, lo que ha permitido paralelamente un crecimiento en la producción nacional del aceite de palma.
Fortaleciendo la competitividad del sistema producto de palma de aceite en México

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Hace algunos años, el volumen de producción nacional era casi nulo, actualmente supera las 956 mil toneladas y representa alrededor del 36.83% del consumo total de aceite de palma en México.

En este contexto y dada la importancia del desarrollo del cultivo de la palma de aceite en el sureste mexicano y el gran beneficio que ha tenido en las regiones más pobres del país, el gobierno mexicano, principalmente a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y de la Secretaría de Economía, está convencido de que es fundamental contar con un esquema de certificación de sustentabilidad, para continuar con un adecuado desarrollo de este cultivo agroindustrial y garantizar su viabilidad.

Para todos los integrantes de la cadena agroindustrial de la palma de aceite en México es muy importante garantizar que los procesos que se realizan a lo largo de la cadena son sustentables. 

RSPO es la opción más reconocida para dar apoyo y certificación a los palmicultores y procesadores de palma de aceite los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche y Veracruz.

Aun cuando la palma de aceite es un vegetal que existe en el planeta desde hace millones de años, es a finales del siglo XIX en el Congo, cuando se inicia su explotación industrial, por sus cualidades y rendimientos como fuente de aceite comestible. Las primeras plantaciones fueron en África, posteriormente fue plantada en Indonesia y Malasia convirtiéndose en un una fuente de recursos muy importante para esos países asiáticos. Por los años treintas la palma de aceite llegó a América concretamente a Colombia.

En 1948 se establecieron en México las primeras plantaciones de Palma de aceite en la región del Soconusco, pero sólo a partir de 1997 el Gobierno Federal establece políticas y apoyos para el desarrollo de este cultivo. Ante la creciente importancia del aceite de palma en el mundo, en México se busca aprovechar las zonas reconocidas como optimas para el desarrollo de este cultivo y por consecuencia reducir en medida de lo posible las importaciones de aceites vegetales.

El proyecto de palma de aceite se ha estructurado con un enfoque de cadena productiva, lo que ha generado el éxito en términos de la rentabilidad de la inversión para las empresas aceiteras, así como del beneficio socioeconómico de los palmicultores y sobre todo para el sur-sureste mexicano.